EMILY DICKINSON. POEMAS ESCOGIDOS. POESÍAS ESCOGIDAS EN INGLÉS. TRADUCIDAS AL ESPAÑOL. BIOGRAFÍA Y OBRAS DE EMILY DICKINSON.

EMILY DICKINSON

POEMAS EN INGLÉS DE EMILY DICKINSON:

Este mes hemos seleccionado a una poetisa estadounidense, y hemos traducido dos de sus mejores poemas.

Emily Dickinson es una reconocida y excelente creadora de poemas.

Emily-Dickinson. Poesía traducida.

I HAD A GUINEA GOLDEN:

HAD a guinea golden;
I lost it in the sand,
And though the sum was simple,
And pounds were in the land,
Still had it such a value
Unto my frugal eye,
That when I could not find it
I sat me down to sigh.
 
I had a crimson robin
Who sang full many a day,
But when the woods were painted
He, too, did fly away.
Time brought me other robins,–
Their ballads were the same,–
Still for my missing troubadour
I kept the «house at hame.»
 
I had a star in heaven;
One Pleiad was its name,
And when I was not heeding
It wandered from the same.
And though the skies are crowded,
And all the night ashine,
I do not care about it,
Since none of them are mine.
 
My story has a moral:
I have a missing friend,–
Pleiad its name, and robin,
And guinea in the sand,–
And when this mournful ditty,
Accompanied with tear,
Shall meet the eye of traitor
In country far from here,
Grant that repentance solemn
May seize upon his mind,
And he no consolation
Beneath the sun may find.

It might be lonelier:

 It might be lonelier
Without the Loneliness—
I’m so accustomed to my Fate—
Perhaps the Other—Peace—

Would interrupt the Dark—
And crowd the little Room—
Too scant—by Cubits—to contain
The Sacrament—of Him—

I am not used to Hope—
It might intrude upon—
Its sweet parade—blaspheme the place—
Ordained to Suffering—

It might be easier
To fail—with Land in Sight—
Than gain—My Blue Peninsula—
To perish—of Delight—

POEMAS DE EMILY DICKINSON TRADUCIDOS AL ESPAÑOL:

Yo tenía una guinea de oro.

Yo tenía una guinea de oro;
La perdí en la arena,
y aunque la suma era simple
y las libras estaban por  tierra,
aún así, tenía tal valor
a  mis ojos, frugal,
que cuando no pude encontrarla
me senté a suspirar.

Yo tenía un petirrojo carmesí,
que cantó muchas veces el día entero.
Pero cuando los bosques fueron pintados,
él también voló lejos.
El tiempo me ha traído otros petirrojos,
sus baladas fueron las mismas.
Sin embargo me falta mi trovador,
Yo mantuve la casa “amarrada”.

Yo tenía una estrella en el cielo,
Pléyade era su nombre.
Y cuando no le estaba prestando atención,
se perdió del mismo.
Y aunque los cielos están llenos de ellas,
y resplandecen toda la noche,
no me importa,
puesto que ninguna de ellas es mía.

Mi historia tiene una moraleja:
Tengo un amigo perdido,
su nombre es Pléyade, y petirrojo,
Y guinea en la arena.
Y cuando esta cancioncilla triste,
acompañada de lágrimas,
se encuentre  el ojo del traidor,
en un país lejos de aquí,
hará que el arrepentimiento solemne
pueda apoderarse de su mente.
Y él ningún consuelo bajo el sol
puede hallar.

Podría estar más sola:

Podría estar más sola sin la soledad,
estoy tan acostumbrada  a mi destino,
tal vez la otra-  La Paz,
podría interrumpir la oscuridad
y llenar el pequeño cuarto,
demasiado exiguo en su medida
para contener el sacramento de Él.

No estoy habituada a la esperanza,
podría entrometerse en su dulce ostentación,
violar el lugar ordenado para el sufrimiento.

Sería más fácil fallecer con la tierra a la vista,
que conquistar mi azul península,
perecer de deleite.

Emily Dickinson:

Emily-Dickinson. Biografía.

Emily Elizabeth Dickinson nació en Amherst, Massachusetts, Estados Unidos el 10 de diciembre de 1830 y murió también allí el  15 de mayo de 1886.
Fue una poetisa estadounidense, cuya poesía apasionada ha colocado a su autora en el reducido panteón de poetas fundacionales estadounidenses que hoy comparte con Edgar Allan Poe, Ralph Waldo Emerson y Walt Whitman. Emily Dickinson pasó gran parte de su vida recluida en una habitación de la casa de su padre en Amherst, y, excepto cinco poemas (tres de ellos publicados sin su firma y otro sin que la autora lo supiera), su ingente obra permaneció inédita y oculta hasta después de su muerte.

Entorno social y familiar:

Emily Dickinson provenía de una prominente familia de Nueva Inglaterra. Sus antepasados habían llegado a Estados Unidos en la primera oleada migratoria puritana, y la estricta religión protestante que profesaban influyó sobre la obra de la artista.
El padre de la poetisa, Edward Dickinson, abogado por la Universidad Yale, fue juez en Amherst, representante en la Cámara de Diputados de Massachusetts, senador en la capital del Estado y por último representante por el estado de Massachusetts en el Congreso de Washington.
La esposa de Edward y madre de la poetisa fue Emily Norcross Dickinson (1804–1882), que hacia el fin de su vida estuvo postrada y a cargo de sus hijas.
Emily Dickinson tuvo dos hermanos: el mayor, William Austin Dickinson (1829–1895), generalmente conocido por su segundo nombre, se casó con Susan Gilbert, amiga de su hermana Emily, en 1856 y vivió en la casa lindera a la de su padre.
Su hermana menor, Lavinia Norcross Dickinson (1833–1899), también conocida como Vinnie, fue la «descubridora» de las obras de Emily tras su muerte y se convirtió en la primera compiladora y editora de su poesía.

Contexto histórico:

Emily Dickinson nació en tiempos anteriores a la Guerra de Secesión, cuando fuertes corrientes ideológicas y políticas chocaban en la sociedad de clase media-alta estadounidense.
Incluso los hogares más acomodados carecían de agua caliente y de baños dentro de la casa y las tareas hogareñas representaban una carga enorme para las mujeres (aunque, por su buena posición económica, la familia Dickinson disponía de una sirvienta irlandesa), por lo que Emily, preocupada por obtener una buena educación, constituía un caso raro para la sociedad rural de la Nueva Inglaterra de su época.
La severa religiosidad puritana se hacía presente en todas partes, y prácticamente la única expresión artística aceptada era la música del coro de la iglesia. La ortodoxia protestante de 1830 consideraba a las novelas «literatura disipada»; los juegos de naipes y la danza no estaban permitidos; no había conciertos de música clásica y no existía el teatro. La Pascua y la Navidad no se celebraban (al menos hasta 1864, en que se estableció la primera Iglesia Episcopal en Amherst, que introdujo estas costumbres) y no se toleraban otras reuniones de mujeres solas que el cotidiano té entre vecinas.

Emily-Dickinson. Biografía.

Su vida:

Infancia, adolescencia y estudios:

Sus hermanos y cuñada:
Emily Dickinson nació en el hogar de sus padres en la medianoche del 10 de diciembre de 1830, dos años después del casamiento. Muy apegada a los ideales y conceptos puritanos en boga, tardó muchos años en comenzar a rebelarse, aunque nunca de forma completa.
Emily prácticamente no recordaba a sus abuelos ni a sus tíos, pero de niña tuvo mucha relación con dos pequeñas primas huérfanas, a las cuales ayudó a educar e incluso llegó a leer en secreto algunos de sus poemas a una de ellas, Clara Newman.
E hermano mayor de Emily, William Austin Dickinson, un año y medio mayor que ella, nació el 16 de abril de 1829.
Lavinia Dickinson, su hermana menor, nacida el 28 de febrero de 1833, fue su compañera y amiga hasta el fin de su vida.

Años de formación:
La Academia de Amherst era sólo para varones; en 1838 se abrió por primera vez la inscripción de niñas, y fue allí donde Edward Dickinson y su esposa inscribieron en 1840 a Emily.
A pesar de su humildad, la educación de Emily en la academia fue sólida y completa. Allí aprendió literatura, religión, historia, matemáticas y biología. Recibió una sólida instrucción en griego y latín que le permitía, por ejemplo, leer la Eneida de Virgilio en su idioma original.
El punto más flojo de la educación de Emily fueron sin duda las matemáticas, que no le gustaban y para las cuales no tenía facilidad.
La educación de Emily Dickinson fue, por tanto, mucho más profunda y sólida que las de las demás mujeres de su tiempo y lugar. Sin embargo, en ocasiones la muchacha (cuya salud no era muy buena) se sentía saturada y sobreexigida.

Emily-Dickinson. Biografía.

Interés por las ciencias:
La Academia y el Colegio de Amherst disponían de un claustro de profesores compuesto por científicos de fama nacional, entre los que se contaban los biólogos Edward Hitchcock y Charles Baker Adams y el geólogo Charles Upham Shepard, que llevaron al colegio sus enormes colecciones de especímenes. En 1848, cuando la artista tenía 18 años, ambas instituciones construyeron gabinetes para guardar las colecciones, así como un importante observatorio astronómico con un buen telescopio.
Todo esto estimuló el interés de Dickinson por las ciencias naturales: conocía desde temprana edad los nombres de todas la constelaciones y estrellas, y se dedicó con entusiasmo a la botánica. Sabía perfectamente dónde encontrar cada especie de flor silvestre que crecía en la región, y las clasificaba correctamente según la nomenclatura binomial en latín.

Seminario en Mount Holyoke:
El Seminario para Señoritas Mary Lyon de Mount Holyoke también recibió a Emily Dickinson para ayudar a su formación religiosa y completar su educación superior. La jovencita abandonó en 1847 el hogar familiar por primera vez para estudiar allí.
Emily, con apenas 16 años, era una de las más jóvenes de entre las 235 estudiantes de Mount Holyoke, custodiadas por un selecto grupo de jóvenes maestras de entre 20 y 30 años de edad. La adolescente superó sin problemas los estrictos exámenes de admisión y se mostró muy satisfecha por la educación que se impartía en el seminario.
En menos de un año, Emily superó el curso completo gracias, principalmente, a sus profundos conocimientos del latín. Aprobó rápidamente historia inglesa y gramática y sacó excelentes calificaciones en los exámenes finales, que eran orales y públicos. El curso siguiente se refería a química y fisiología y el tercero a astronomía y retórica, todos ellos tópicos sobre los que, como queda dicho, Emily tenía profundos conocimientos. En la primavera Emily enfermó y ya no pudo permanecer en el seminario. Edward Dickinson envió a Austin a buscarla y traerla de regreso. Después de esta segunda experiencia académica de su vida, Emily Dickinson ya no volvió a estudiar nunca más.

Emily-Dickinson. Biografía.

Amores ocultos:
Teorías y habladurías:
La vida privada de Emily Dickinson ha permanecido siempre velada al público, pero solo hace falta echar una mirada a sus poemas para descubrir en ellos una coherencia, pasión e intensidad extraordinarias. La mayor parte de su obra se ocupa de su amor hacia un hombre —cuyo nombre jamás es mencionado— con quien no podía casarse.

Los guías y mentores.
Durante toda su vida, Emily se puso en manos de hombres a los que consideraba más sabios que ella y que podían, mediante el sencillo expediente de indicarle qué libros debía leer, organizar sus conocimientos y allanarle el camino del arte que ella pretendía recorrer. El último y mejor documentado, Thomas Wentworth Higginson, descubrió el 25 de abril de 1862 (cuando la poetisa tenía 31 años) que él no era su primer maestro. Higginson es aquel a quien Emily siempre llama Master en sus cartas y a quien la voz popular ha adjudicado el mote de «Maestro de las cartas».
En ese año de 1862, en la segunda carta que le escribe, la poetisa dice textualmente: «Cuando era pequeña, tuve un amigo que me enseñó lo que era la inmortalidad, pero se aproximó demasiado a ella y nunca regresó. Poco después murió mi maestro, y durante largos años mi única compañía fue el diccionario. Luego encontré a otro, pero no quería que yo fuese su alumna y se fue de la región».
Los dos hombres que Dickinson menciona en su carta a Higginson son, en verdad, los protagonistas de sus poemas de amor. Ella misma lo expresa en otras cartas, y no existen motivos para negarlo. Sin embargo, sus respectivas identidades deberían esperar siete décadas para ser desveladas.

Emily-Dickinson. Retrato.

La carta perdida:
Recién en 1933, un coleccionista de autógrafos publicó su catálogo, y en su colección apareció una carta inédita de Emily Dickinson que vendría a echar luz sobre el nombre del «amigo que le enseñó la inmortalidad».
La misiva, fechada el 13 de enero de 1854, está dirigida al reverendo Edward Everett Hale, que en esos tiempos era el pastor de la Iglesia de la Unidad en Worcester: «Pienso, señor, que como usted era el pastor del señor B.F. Newton, que murió hace algún tiempo en Worcester, puede satisfacer mi necesidad de enterarme de si sus últimas horas fueron alegres. Yo lo apreciaba mucho, y me gustaría saber si descansa en paz…».
Pregunta a Hale si él cree que Newton está en el Paraíso, y recuerda que «Me enseñaba con fervor y con cariño, y cuando se fue de nuestro lado se había convertido en mi hermano mayor, querido, añorado y recordado».
He aquí, pues, al primer amor oculto de Emily Dickinson.

Benjamin Franklin Newton:
Nacido en Worcester el 19 de marzo de 1821 y por lo tanto diez años mayor que Emily, Benjamin F. Newton causó tan profunda impresión en la poetisa que, no bien lo hubo conocido, escribió a su amiga, vecina y futura cuñada Susan Gilbert una carta fechada en 1848 donde le dice: «He encontrado un nuevo y hermoso amigo».
Newton permaneció dos años con los Dickinson y, por los motivos que fuesen (incluida un supuesta prohibición de Edward para que siguiera frecuentando a su hija) abandonó Amherst a finales de 1849 para nunca más regresar.
El encanto que Newton provocó en Emily Dickinson vino de la mano de la literatura: aunque Edward Dickinson le compraba muchos libros, le pedía a la muchacha que no los leyera, porque su vieja y conservadora mentalidad puritana temía que pudiesen afectar su espíritu.
Los motivos de la «huida» de Newton a Worcester no están claros, pero el repudio de Edward Dickinson al incipiente romance no es una causa improbable. Newton era pobre, progresista y tenía tuberculosis en la fase terminal. No era, a buen seguro, la clase de partido que el juez de Amherst deseaba para su adorada hija.

Emily-Dickinson. Biografía.

Charles Wasdworth:
Mientras Emily padecía aún, luchando con la elaboración del duelo que la muerte de Newton había desatado en ella, conoció en Filadelfia en mayo de 1854 al reverendo Charles Wadsworth. Wadsworth tenía 40 años y estaba felizmente casado, pero igualmente causó una profunda impresión en la joven poetisa de 23: «Él fue el átomo a quien preferí entre toda la arcilla de que están hechos los hombres; él era una oscura joya, nacida de las aguas tormentosas y extraviada en alguna cresta baja».
Si bien no es seguro que Emily haya sentido una fuerte atracción erótica hacia Newton, no existe duda alguna de que durante toda su vida posterior estuvo profundamente enamorada de Wadsworth. El pastor murió el 1º de abril de 1882.
Charles Wadsworth murió cuando Emily tenía 51 años, dejándola sumida en la más absoluta desesperación. Al cumplirse el primer año de la muerte de Charles Wadsworth escribió: «Toda otra sorpresa a la larga se vuelve monótona, pero la muerte del hombre amado llena todos los momentos y el ahora. El amor no tiene para mí más que una fecha: 1º de abril, ayer, hoy y siempre».

Comienzo de su reclusión:
Tras las muertes de Newton y Wadsworth, la vida de Emily Dickinson quedó totalmente vacía y su único camino para evitar la muerte consistió en la poesía.
Recrudeció entonces la tenaz negativa a la publicación de sus poemas y comenzó a dejar de salir de la casa de su padre y, con frecuencia, siquiera de su propia habitación.
La negativa a no deja de ser una anormalidad que merece ser mejor estudiada en el futuro.
Si bien, Emily no se oponía a que la gente leyese sus poemas, no dejaba que cualquiera los leyera.
Únicos poemas publicados en vida
Samuel Bowles, muy interesado en la literatura y en particular en la poesía, dirigía un diario local, y en él se publicaron cuatro de los cinco únicos poemas que vieron la luz mientras ella vivió.
El primero era un poema del Día de San Valentín primitivo y poco importante, mientras que el segundo era ya una muestra más acabada de su oficio.
En 1862 publicó (sin firma) Safe in their alabaster chambers y Weary of life´s great mart (derecha). El célebre poema sobre la serpiente, A narrow fellow in the grass («Un delgado amigo entre la hierba», verdadera obra maestra hoy llamado The Snake), le fue —según la poetisa— «robado» por alguien de su confianza (casi con seguridad Susan Gilbert) y publicado contra su voluntad por el mismo periódico en su edición del 14 de febrero de 1866.
El último, que paradójicamente habla del éxito, fue publicado en una antología preparada por Helen Hunt Jackson a condición de que la firma de Emily no figurara en él.

Emily-Dickinson. Biografía.

El «Maestro» desorientado:
En 1862, Emily Dickinson, tal vez bajo los efectos de la duda acerca de si su poesía tenía calidad real, envió múltiples poemas a Thomas Higginson acompañados de la siguiente pregunta: «Señor Higginson: ¿está usted demasiado ocupado? ¿Podría hacerse un momento para decirme si mis poemas tienen vida?».
Puede decirse en favor de Higginson que respondió en seguida al desesperado pedido de orientación de Dickinson, elogiando sus poemas y sugiriéndole profundos retoques que, según él, podían hacer que el trabajo de la autora se adaptara a las normas poéticas en boga en aquellos tiempos. Si logró comprender la abrumadora calidad de su poesía, es seguro que no supo qué hacer con ella.
Emily se dio cuenta de que adoptar los innumerables cambios que Higginson le proponía para hacer «publicable» su poesía suponía una involución estilística y la negación de su original y única identidad artística, por lo que los rechazó suave pero firmemente. Higginson guardó los poemas durante más de 30 años, para luego, ante el éxito del libro Poems of Emily Dickinson (en 1890), sorprenderse como un absoluto profano que nunca hubiese tenido nada que ver con el asunto. Escribió en un ensayo del año siguiente que «después de cincuenta años de conocerlos (a los poemas), se me plantea ahora como entonces el problema de qué lugar debe asignárseles dentro de la literatura. Ella (Emily) se me escapa, y hasta hoy me encuentro aturdido ante semejantes poemas». Cuando, quince años después de la muerte de la artista, se le preguntó por qué no la había convencido de publicarlos en alguna de las antologías que recopilaba, Higginson respondió: «Porque no me atreví a usarlos».

Los intentos de Helen Hunt Jackson:
Amiga de Emily Dickinson y protegida de Higginson, Helen Jackson hizo lo imposible para conseguir que Emily publicara, al menos, algunas de sus poesías. La negativa de la poetisa fue cerrada e inexpugnable, hasta que la novelista le consiguió un lugar en una antología de poemas sin firma, que se tituló A Masque of poets («Una mascarada de poetas», 1878). Sólo ante la garantía del anonimato le cedió Emily un único poema, Success is counted sweetest («Se dice que el éxito es lo más dulce»), reputado entre lo mejor de aquel volumen.
Jackson presentó los trabajos de Emily al editor que publicaba sus novelas, Thomas Niles, quien se dio cuenta del brillante que permanecía oculto en esas páginas y sumó sus esfuerzos a los de la editora para convencer a la poetisa. Pero no tuvo éxito.
Helen esbozó un último esfuerzo el 5 de febrero de 1884, escribiendo a Emily una carta en la que le decía: «¡Qué maravillosas carpetas llenas de versos debes tener ahí! Es un cruel error para tu época y tu generación esa rotunda negativa a darlos a conocer». Pero en vano: para ese momento, Emily estaba ciega y había sufrido un grave ataque nervioso del que ya nunca se podría recuperar.
Helen Hunt Jackson murió seis meses más tarde.

Emily-Dickinson. Biografía.

Reclusión definitiva:
El encierro y el aislamiento autoimpuestos de Emily Dickinson no fueron súbitos ni —al comienzo— anormales. Desde su alejamiento del seminario hasta su muerte, Emily vivió tranquilamente en la casa de su padre, lo que no era raro para las mujeres de su clase. Su hermana Lavinia y su cuñada Susan Gilbert, por ejemplo, siguieron caminos idénticos.
Entre la veintena y la treintena, además, Emily iba a la iglesia, hacía las compras y se comportaba perfectamente en todos los aspectos. Daba largos paseos con su perro («Carlo») e incluso concurría a las exposiciones y a las funciones benéficas.
Pero a finales de ese año, la poetisa comenzó a rehuir las visitas y las salidas, y empezó a vestirse exclusivamente de blanco, extraña costumbre que la acompañaría durante el cuarto de siglo que aún le quedaba de vida.
Para 1862 se la veía ya muy poco por la aldea. En 1864 viajó a Boston para visitar a un oculista y repitió el periplo al año siguiente. Nunca volvió a viajar, faltando a la cita que el médico le había hecho para 1866.
En 1870, a pesar de los ruegos de Higginson para que saliera, la decisión de encerrarse era ya definitiva.
Durante los tres últimos años de su vida no salió tan siquiera de su habitación, ni aún para recibir a Samuel Bowles, que nunca había dejado de visitarla. El anciano se paraba en la entrada y la llamaba a gritos por la escalera, diciéndole «pícara» y agregando una palabrota cariñosa. Nunca tuvo éxito en su intento de verla o de cambiar una palabra con ella.

Muerte de la poetisa:
Cuando la primera esposa de Higginson murió en 1874, la poetisa le envió esta frase: «La soledad es nueva para usted, Maestro: permítame conducirlo».
Sin embargo, sus poemas y sus cartas demuestran que es falsa la apariencia de monotonía y enfermedad mental que erróneamente muchos atribuyen a estos últimos años de la artista.
Cuando murió su sobrino menor, último hijo de Austin Dickinson y Susan Gilbert, el espíritu de Emily, que adoraba a ese niño, se quebró definitivamente. Pasó todo el verano de 1884 en una silla, postrada por el Mal de Bright, la misma nefritis que acabó con Mozart. A principios de 1886 escribió a sus primas su última carta: «Me llaman».
Emily Dickinson pasó de la inconsciencia a la muerte el 15 de mayo de 1886.
El hallazgo
Poco después de la muerte de la poetisa, su hermana Vinnie descubrió ocultos en su habitación 40 volúmenes encuadernados a mano, que contenían la parte sustancial de la obra de Emily: más de 800 poemas nunca publicados ni vistos por nadie. El resto de su obra la constituyen las poesías que insertaba en sus cartas, la mayoría de las cuales pertenecen a los descendientes de sus destinatarios y no se hallan a disposición del público.

Emily-Dickinson. Tumba. Lapida. Graveyard.

Obras publicadas:

Poemas:

Los únicos tres poemas que se publicaron en vida de la autora fueron A Valentine, The Snake y Success. Todo el resto de sus innumerables trabajos se publicó después de su muerte.
Una gran cantidad de poesías fueron publicadas por su amiga Mabel Loomis Todd y su «Maestro» Thomas Wentworth Higginson en el siguiente orden:
•    Poems by Emily Dickinson («Poemas de Emily Dickinson», selección de Mabel L. Todd y Thomas W. Higginson, Boston, 1890)
•    Poems by Emily Dickinson: Second Series («Poemas de Emily Dickinson: Segunda serie», selección de Thomas W. Higginson y Mabel L. Todd, Boston, 1891)
•    Poems by Emily Dickinson: Third Series («Poemas de Emily Dickinson: Tercera serie», selección de Mabel L. Todd, Boston, 1896)
No hubo más publicaciones hasta el siglo siguiente, en que Martha Dickinson Bianchi, sobrina de la poeta, emprende de nuevo la tarea de editar sus obras:
•    The Single Hound: Poems of a Lifetime («El sabueso solo: Poemas de toda una vida», selección e introducción de Martha D. Bianchi, Boston, 1914)
•    Further Poems of Emily Dickinson («Otros poemas de Emily Dickinson», selección de Martha D. Bianchi y Alfred Leete Hampson, Boston, 1929)
•    Unpublished Poems of Emily Dickinson («Poemas inéditos de Emily Dickinson», selección de Martha D. Bianchi y Alfred L. Hampson, Boston, 1935)
Existen también cuatro recopilaciones que se basan en el material de los libros anteriores:
•    Selected Poems of Emily Dickinson («Poemas escogidos de Emily Dickinson», selección de Conrad Aiken, Londres, 1924). Contiene los tres volúmenes de «Poemas de Emily Dickinson» más «El sabueso solo».
•    The Complete Poems of Emily Dickinson («Los Poemas completos de Emily Dickinson», selección de Martha D. Bianchi, Boston, 1924). Los mismos cuatro libros, con un poema más.
•    The Poems of Emily Dickinson («Los Poemas de Emily Dickinson», selección de Martha D. Bianchi y Alfred L. Hampson, Boston, 1930). Edición en ocasión del centenario de la poetisa, que repite los cuatro libros anteriores más «Otros Poemas de Emily Dickinson». Al contenido de estos cinco volúmenes le quita un poema y agrega otro.
•    The Poems of Emily Dickinson («Los Poemas de Emily Dickinson», selección de Martha D. Bianchi y Alfred L. Hampson, Boston, 1937). A los tres «Poemas» y «El sabueso solo» agrega el material de «Poemas inéditos», a los que retitula «Poemas adicionales».
Nada más hay publicado, a excepción de una única edición del poema Because that you are going, una importante poesía de amor, en The Life and Mind of Emily Dickinson («La vida y la mente de Emily Dickinson», Nueva York, 1930), de Genevieve Taggard. Este libro, muy importante por su valor crítico, fue publicado como homenaje también en el centenario del nacimiento de la poetisa.
Los poemas de estas ediciones no serían reconocidos por el lector moderno, gracias a la extensiva e invasiva reescritura y adaptación que sufrieron los textos. Pero en 1955 aparecería una nueva recopilación, que forma hoy en día la base de los estudios académicos sobre Emily Dickinson:
•    The Poems of Emily Dickinson («Los poemas de Emily Dickinson», Cambridge, 1955), publicada por Thomas H. Johnson en tres volúmenes. Los poemas no llevan títulos (que la autora nunca colocó) ni están agrupados en capítulos arbitrarios. Simplemente están numerados en un orden cronológico aproximado, respetando los guiones a los que era tan afecta Dickinson y su errática utilización de las mayúsculas.
Por último, se ha hecho un intento de representar mejor los signos dickinsonianos (pensando que pueden tener importancia para la lectura de sus poemas). Esta obra moderna es la más fiel y la que goza de mayor credibilidad:
•    The Poems of Emily Dickinson (selección de R.W. Franklin, Cambridge, 1998).

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